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El duende conquista Ojén en la 37ª edición del Festival Castillo del Cante

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El duende conquista Ojén en la 37ª edición del Festival Castillo del Cante

La catalana Mayte Martín levantó al público de sus asientos en más de una ocasión / La niña Pilar Bogado fue una de las sorpresas de la noche

 

Ojén celebró la noche del sábado la edición número 37 del Festival Castillo del Cante con gran éxito artístico y de asistencia de público. El cartel con Arcángel y Mayte Martín a la cabeza no defraudó al respetable, que vivió una de esas noches de pasión flamenca en la que el duende juega con el arte entre los perfumes de romero.

 

Qué contraste, la hondura veteranía del Pibri de Álora, con su larga barba blanca de patriarca bíblico, y el desparpajo serio y atrevido, osadía de juventud, de la niña Pilar Bogado. Dúo de artistas que fue terna con Luis de Córdoba y su entrega sin concesiones. El trío conformó la primera parte del programa de la 37ª edición del Festival Castillo del Cante de Ojén. Abrió plaza el de Álora con el poso y la hondura, la mirada juguetona de la experiencia, la valentía de la entrega sin arropos, se arrancó sin contemplaciones arrancando los primeros aplausos y vítores de la noche. En este calor de fragua lenta apareció la niña Pilar Bogado, con voz dulce y tierna al hablar y poderío adulto al cantar que sembró de vivas el patio de butacas y de aplausos calurosos, por el arte y no por la juventud. El público comenzó a levantarse de sus asientos para difundir los vítores. Llega en esta tesitura Luis de Córdoba, que serio y riguroso, el pelo cano mecido por la brisa desgranó una batería recia de hechuras flamencas. El perfume de romero soliviantaba el aire de la madrugada ojeneta y la música, el toque, el cante, eran la conjunción perfecta para atrapar el duende esquivo.

 

Descanso para el personal a la espera de los platos fuertes de la noche. Recuperado el público entre los sabores del puchero bueno salió a las tablas la bailaora Fina “La Churruca”, una de las actuaciones más esperadas. “La Churruca” es bailaora oriunda de Ojén, la primera vez que bailaba en el Festival Castillo del Cante, una deuda que la organización y la villa saldaba con ella. Fina se entregó en dos partes, la primera de poso más triste y serio, más oscuro y trágico, más dramático; la segunda, más colorista y festiva, más alegre, bulliciosa y jaranera. No se dejaron de escuchar gritos de “¡Guapa!”, rubricando su actuación con un rotundo coro de aplausos y ovación cerrada. Tuvo “La Churruca” palabra de agradecimientos para sus vecinos y vecinas, para su familia, para el pueblo de Ojén.

 

Y salió Mayte Martín, menuda, traje oscuro, melena leonina y cana. Sin concesiones. Directa al grano, con sutileza y delicadeza fue tanteando los palos, la chaqueta agarrada en un puño, la mano extendida al cielo, el rostro constreñido de emociones únicas. De lo puro a los mestizo con una guajira excelente, llena de aristas y de melodías, para ganarse, de nuevo los terrenos de lo hondo. Aplausos y vítores y más aplausos y puesta en pie del público en repetidas ocasiones. La catalana recordó que hacía veinte años que no pisaba las tablas del festival y se atrevió a contradecir a Gardel y sus “veinte años no es nada”, mostrando que este tiempo la ha dotado de sabiduría.

 

Cerraba el cartel Arcángel. Serio, riguroso, parecía agarrarse a la silla de enea para no saltar hacia el público, emoción desgarradora y contenida, voz y sentimientos que se fueron calentando para alcanzar su momento culmen en los fraseos, en los versos cantados, en el gesto contenido que se fue soltando por bulerías.

 

Y con el eco de la voz de Arcángel resonando aún por las calles de la villa ojeneta se terminó la edición número 37 de este festival, uno de los más longevos de la provincia de Málaga. Despuntaba el día y la luna y el sol se cantaban una seguiriya.

 

En el siguiente enlace se pueden contemplar una serie de fotografías.