EL MUSEO DEL MOLINO DE OJÉN ACOGE DESDE EL VIERNES 12 DE DICIEMBRE UNA EXPOSICIÓN DE ICONOS BIZANTINOS
El autor, Francisco Rodríguez, tiene su estudio en la villa ojeneta, donde trabaja y busca inspiración
El autor, Francisco Rodríguez, tiene su estudio en la villa ojeneta, donde trabaja y busca inspiración
La inauguración tendrá lugar el viernes 2 de diciembre a las 20:00h en el Museo del Molino de Ojén, donde la exposición permanecerá abierta al público hasta el 30 de enero con horario de 11:00h a 13:00h y de 16:00h a 18:00h de lunes a viernes y de 11:00h a 13:30h los sábados.
Como señala e crítico de arte Manuel Portillo “Paco Rodríguez tras varios años de experimentación e investigación, inteligentemente asumida, utiliza su experiencia, dejándose cautivar por la iconografía bizantina. Un género pictórico interesante por su tradición, peculiaridad y rasgos generales de estilo. De hecho, en la antigüedad, los pintores de iconos (llamados iconógrafos), eran generalmente monjes contemplativos y el icono era considerado un sacramental, no una simple pintura”.
Expresión religiosa y expresión artística van de la mano en esta exposición que tiene en el color y el trazo de apariencia sencilla, toda su fuerza.
A la inauguración acudirá el autor, Francisco Rodríguez, acompañado del alcalde de Ojén, José Antonio Gómez.
TEXTO DEL CRÍTICO DE ARTE MANUEL PORTILLO SOBRE LOS ICONOS DE PACO RODRÍGUEZ
LOS ICONOS DE PACO RODRÍGUEZ
A menudo diferentes lenguajes o formas de expresión hacen vibrar nuestra sensibilidad y nuestro espíritu. Para ello, son diversas las técnicas que el arte pone a nuestro alcance y como tal, los artistas utilizan para una mayor riqueza en su lenguaje artístico. Así lo vemos en la obra de Paco Rodríguez, un artista de Marbella, que de vez en cuando nos sorprende con sus exposiciones de piedras artísticas, dibujos de arquitecturas imposibles o iconos bajo la ortodoxia oriental. Conceptos sobre pintura o “escultura” que nos reflejan su propia fuerza interior o actitud frente a la vida. Una búsqueda de sí mismo que le ha llevado a mantener viva su pasión, su aventura artística y, como no, su esperanza.
En esta ocasión, el artista, nos muestra algunos de sus iconos más atrayentes en Ojén (Museo del Molino), con los que configura toda una realidad plástica. Una obra contemporánea que se define por sí misma en toda su concreta expresión, sensibilidad y absoluta honestidad artística.
Paco Rodríguez tras varios años de experimentación e investigación, inteligentemente asumida, utiliza su experiencia, dejándose cautivar por la iconografía bizantina. Un género pictórico interesante por su tradición, peculiaridad y rasgos generales de estilo. De hecho, en la antigüedad, los pintores de iconos (llamados iconógrafos), eran generalmente monjes contemplativos y el icono era considerado un sacramental, no una simple pintura.
Recordemos que la plástica bizantina, heredó una tradición artística de acusadas influencias helenísticas que matizó con la estética y religiosidad oriental. Sin embargo, los rasgos esenciales de este arte se definieron durante el reinado del emperador Justiniano en el siglo VI. Un arte áulico al servicio del dogma y de la liturgia cuya función no era solo producir imágenes de devoción, sino manifestar valores de orden superior y verdades absolutas, sobre todo para las personas que, en otras épocas, no tenían acceso a la palabra leída o escuchada.
Los iconos son generalmente pinturas sobre madera (llamadas “tablas de Grecia” en Castilla en el siglo XV). Una técnica que se desarrolló en Bizancio, y se proyecta hacia Occidente, entroncando con la estética románica. Sus rasgos generales de estilo recogen la tradición y reproducen con preferencia el Cristo Pantocrátor y la Virgen Majestad. Figuras aladas (ángeles), los Santos, etc. Personajes hieráticos en los que se centra la expresividad en el rostro (y en los ojos), como espejo del alma. Simbología; ausencia de fondos arquitectónicos o de paisajes, en favor de un fondo, generalmente dorado, que alude a la divinidad; colores atrevidos, etc. (los más lujosos se enriquecían añadiendo aplicaciones de metales preciosos y esmaltes).
Los iconos bizantinos, rusos y coptos, producen en los creyentes (occidentales), y no creyentes, una misteriosa fascinación, entre otras cosas, por su significado y dimensión espiritual. Un lenguaje místico y transcendente cuya simbología nos sumerge en la realidad que constituye la parte exotérica de la religión. Pensamientos de luz, tradición religiosa y devoción, convierten la obra en un receptáculo de lo divino que focaliza las enseñanzas y las verdades de la fe.
Paco Rodríguez, fiel a su personalidad, nos ofrece una obra en la que recoge dicha tradición y reproduce con pasión este arte (mezcla de misterio y admiración), en el que él ha profundizado con la esperanza de que se haga una reflexión íntima, generosa y sincera, del significado y transcendencia de dicho arte.
Manuel Portillo
Crítico de Arte